El Virus de Inmunodeficiencia Humana, HIV, aún causa aproximadamente más de 1.000.000 de muertes al año en el mundo. Este virus está presente en fluidos corporales como el semen, la sangre, los fluidos vaginales y rectales al igual que los orales.

Puede contagiarse a través de relaciones sexuales, orales, anales o vaginales que se realicen sin protección. También puede contraerse durante el parto o por compartir material de inyección.

Si bien desde el punto de vista médico atender esta enfermedad implica un tratamiento especializado con medicamentos, quienes la padecen también deben lidiar con el estigma social y con el padecimiento de trastornos depresivos.

Convivir con el HIV una lucha permanente

Son innumerables los testimonios de personas que aún vivas, cuentan cómo es llevar a diario sus vidas con este virus. Algunos manifiestan que a lo largo de los años han visto cómo han surgido nuevos y mejores tratamientos que ayudan, aunque en general, muchos de sus amigos que padecían HIV ya se han quedado en el camino.

La mayoría de muertes por la enfermedad se dan por falta de tratamiento, o si lo hay, porque es fuerte y trae efectos secundarios, pero también por no poder soportar psicológica ni mentalmente el estigma social que implica padecer de SIDA.

Desde el inicio el HIV se le consideraba una enfermedad de gais como castigo divino. El estigma era muy grande, aunque aún se presenta. Cuando se sabía que una persona lo padecía, la apartaban, la aislaban y se desinfectaba de inmediato todo lo que usaba o el sitio donde estaba.

Otros manifiestan que muchos de los diagnosticados con HIV hacia los años 90 cuando se sabía muy poco de la enfermedad, han logrado sobrevivir, pero ya llegaron a la tercera edad. Este hecho los hace estar en una delicada situación de vulnerabilidad y desventaja.

También hay homosexuales, bisexuales, transgénero, etc. que actualmente sufren las secuelas de los tratamientos de alta toxicidad derivados de las medicaciones iniciales. Además de los efectos secundarios sufren de envejecimiento prematuro, junto a dramas emocionales como la discriminación social, laboral, el rechazo familiar y los duelos permanentes por la muerte de amigos del grupo de apoyo debido al HIV.

Las secuelas más graves además de las físicas se observan en la salud psicológica del paciente. Incluso algunos llegan a suicidarse.

Una lucha esperanzadora

La lucha por eliminar el estigma es permanente a través de fundaciones y asociaciones que buscan eliminar trabas burocráticas, promulgar leyes que protejan los derechos de infectados y garantizar sus tratamientos.

Su objetivo es erradicar la serofobia y el estigma contra los portadores e impulsar un Pacto social en los diferentes países por la no discriminación y la igualdad de trato para quienes padecen del virus.

Consejos para convivir con el HIV

  • Llevar una buena calidad de vida, equilibrada y sana.
  • Tener hábitos de vida saludables para no contraer otras infecciones.
  • Lavarse las manos frecuentemente, estar al día con vacunas.
  • Estar en permanente control médico.
  • En lo posible contar con una red social de apoyo.

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