Con más de un millón de personas afectadas en España y el 3% de la población mundial, la sudoración excesiva o hiperhidrosis es tan frecuente como poco conocida. Fruto de muy distintas causas, y provocando molestias que afectan tanto al plano físico como al psicológico, este trastorno es por suerte tratable. Un tratamiento que, en todo caso y con múltiples opciones, debe ser abordado por parte de clínicas especializadas.

Una dolencia común, pero poco conocida

Todos sudamos. Sin entrar en enfermedades poco comunes como la anhidrosis —que lo impide general o focalmente—, el sudor no es más que un mecanismo que regula la elevación de la temperatura corporal. Algo que promueve el clima y el esfuerzo en las actividades físicas, pero que también provocan sensaciones como el miedo o incluso la comida, sobre todo, la picante. Aunque sudar en exceso puede ser una anomalía.

Nuestro organismo posee entre 2 y 5 millones de glándulas sudoríparas cuya función, de alterarse, puede encauzar una dolencia. En la página Sudoración excesiva, hiperhidrosis, podemos acceder a más información sobre este trastorno que, fruto de un fallo en el sistema nervioso autónomo, puede llegar a ser muy molesto. Según el consenso médico, afectando al 3% de la población mundial y a más de un millón de españoles.

¿Qué es exactamente la hiperhidrosis?

Según la Sociedad Internacional de Hiperhidrosis, aquellos que sufren de este exceso de sudoración producen hasta cinco veces más sudor que la media. Y no a causa de aquellos factores que lo estimulan, sino como fruto de algunas alteraciones en nuestro organismo que, por su distinta naturaleza, no hace distinción de edad. Ya que, si bien suele iniciarse en la infancia o la adolescencia, puede aparecer en cualquier momento.

De hecho, uno de sus orígenes es a menudo hereditario, estimando que dos de cada tres pacientes con hiperhidrosis tienen un familiar directo que también la sufre, según el Centro Médico de la Universidad de Columbia (EEUU). Sin embargo, no todos los casos son el mismo y la sudoración excesiva puede variar entre pacientes. Encontrando así distintas tipologías —primaria y secundaria— como diversas formas y vías de tratarla.

Síntomas molestos a nivel físico y psicológico

En este punto, cabe remarcar que la hiperhidrosis es perfectamente tratable, aunque su desconocimiento general —y, por ello, también por parte de muchos de quienes la sufren— impide su tratamiento. Algo que acaba por causar una gran repercusión en la autoestima y la calidad de vida del paciente a nivel personal y social. Pese a que el sudor en sí mismo no es el único síntoma y, por lo tanto, tampoco la principal molestia.

Según la Universidad de Navarra, la hiperhidrosis acarrea complicaciones y dolencias como la sobreinfección cutánea —causada por las bacterias, en especial en los pies—, así como casos de bromhidrosis o mal olor. Además, la sudoración excesiva también causa dishidrosis en las manos, apareciendo en ellas pequeñas ampollas. E incluso dermatitis de contacto y, en ciertos casos, cianosis o una coloración azulada de la piel.

¿Cuáles son las causas?

Por lo general, esta afección puede clasificarse en dos grandes grupos. Por una parte, según su localización, encontrando hiperhidrosis generalizadas —en todo el cuerpo— o focalizadas —tanto en manos y pies como en las axilas y el rostro o la cabeza. Y, por otra, según sus causas. Una opción que bebe de muchas fuentes y que, por ello, será preciso abordar de un modo más transversal y amplio para abordar sus posibilidades.

Así, la sudoración excesiva parte a menudo de causas desconocidas, de forma más que frecuente y manifestándose a una edad temprana, que comprende desde la infancia hasta la adolescencia. Pero también de causas patológicas. Fruto de enfermedades tanto infecciosas —fiebre de Malta— y neurológicas como generales —de la diabetes al alcoholismo. Incluso, producto de tumores o ciertos fármacos como los antidepresivos.

Englobando estos grupos con concreción, encontraríamos entonces dos grandes clases de hiperhidrosis. Según la Clínica Dermatológica Internacional (CDI), en primer lugar, la hiperhidrosis primaria, que obedece al grupo de causas desconocidas, sin relación genética y desapareciendo durante el sueño. Y la hiperhidrosis secundaria, naciendo de esas amplísimas causas patológicas. Existiendo, en ambos casos, un tratamiento.

Así se trata la hiperhidrosis

La mencionada Clínica Dermatológica Internacional (CDI) ofrece desde su perspectiva diversos tipos de tratamiento contra la hiperhidrosis. Desde la aplicación de productos antitranspirantes en la zona afectada —debidamente seca— y bajo las instrucciones del médico, hasta el uso de corrientes eléctricas o iontoforesis. Y, por supuesto, la prescripción de medicamentos infiltrados en las áreas corporales de mayor afección.

Asimismo, la aplicación de microondas tiene muy buenos resultados —reduciendo el sudor en axila en más del 80%, según la CDI. Aunque, en casos más graves, es también posible la intervención quirúrgica, más delicada y centrada en la eliminación de ciertos nervios de la columna. Recomendando, independientemente del caso, acudir a consulta en una clínica especializada para dar con la solución idónea para nuestra hiperhidrosis.

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