En estos agitados tiempos que vivimos, la alimentación juega un papel importantísimo. Por ese motivo, es bueno dedicarle el tiempo necesario, especialmente teniendo en cuenta los inmensos beneficios de comer despacio, saboreando cada bocado, incluyendo:
Disminuir de peso: según los especialistas, el hambre desaparece a los treinta minutos de empezar a comer, por esa razón, cuando más tranquilos comamos, menos calorías necesitaremos al haber eliminado el ansía físico de ingerir alimentos.
Gozar más: al darle más tiempo a cada plato del menú, podemos disfrutar realmente cada comida a todos sus niveles: aroma, sabor, textura, composición, etc.
Digerir mejor: al darnos el tiempo necesario para masticar cuidadosamente cada bocado hacemos que el complejo proceso de digestión sea realizado de forma correcta, liberando al estómago de la pesada –y desagradable- tarea de tratar con trozos demasiado grandes de alimento.
Potenciar el dialogo en la mesa: al darle, a cada comida, el tiempo que necesita, podemos crear verdaderos vínculos con las personas que comparten la mesa con nosotros, intercambiando confidencias y olvidando los problemas laborales/familiares.
Menos problemas digestivos: cuando comemos de manera apresurada ingresa mucho aire innecesario al cuerpo, lo que se traduce en la generación del famoso reflujo gástrico cuyos síntomas más conocidos son el hipo y los gases.
Dientes más cuidados: salivando evitamos la acumulación de placas, lo que impide la aparición de las caries.
Mejor hidratación: al comer de forma pausada, podemos beber la cantidad adecuada de líquido, lo que se traduce en un cuerpo realmente más saludable.
Por supuesto, cambiar las costumbres no es una tarea fácil, pero puedes lograrlo si tienes en cuenta estas recomendaciones sencillas de aplicar que te permitirán redefinir tus comidas:
Determina los horarios en los cuales te sentarás a la mesa, así evitaras saltearte una comida o ir “picando” golosinas o bocaditos salados a lo largo del día.
Cocina platos que realmente te atraigan, de manera que cuando finalmente te sientes a comer busques prolongar el goce el mayor tiempo posible.
Evita comer de pie: sentarse a la mesa y disfrutar la comida es un ritual que tiene un objetivo simple: darle a cada plato el tiempo necesario.
No permitas interrupciones: en una época como la actual, dominada por la tecnología, muchas personas están más atentas a su celular o su Tablet que a la comida que tienen sobre la mesa; evita esa tentación apagando tu computadora, televisión y teléfono para concentrarse en la tarea más importante: ¡alimentarte!
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