Los platos obtenidos a través de la cocción usando aceite presentan cinco características que los vuelven muy malos para la salud:

Incluyen demasiada sal: comidas como las papas fritas o las hamburguesas pueden generar una verdadera adicción en gran parte por su alto contenido de sal que potencia la salivación y aumenta exponencialmente la necesidad de comerlas, el inconveniente es que la sal incluye sodio, elemento que genera hipertensión.
No tienen nutrientes esenciales para el organismo: estos alimentos no incluyen las proteínas, vitaminas y minerales fundamentales que el cuerpo necesita para mantenerse estable y en forma.
Tienen demasiada grasa: la comida frita incluye una gran cantidad de grasas saturadas, elemento que se traduce en el corto y mediano plazo en la aparición del temido “colesterol malo” en sangre.
Potencian el hambre: las comidas fritas brindan al consumidor una sensación de saciedad pero la realidad es que no le dan la energía que necesita para poder rendir al 100% durante todo su día, lo que debilita paulatinamente el organismo.
Perjudican al sistema digestivo: el aceite propio de estas comidas daña las paredes del estómago, generando ácido.

Por todas estas razones, comer frituras causa la aparición de diferente clase de enfermedades, incluyendo colesterol (malo), diabetes, obesidad, hipertensión y problemas de corazón.

Si no puedes dejar de consumir frituras, aplica estos tips para que las comidas que hagas en aceite sean más saludables:
Escoge bien el aceite: los aceites más recomendables para usar son el de oliva y girasol, el primero se usa para comidas saladas, el segundo para dulces.
No sobrecalentar el aceite: recuerda un detalle fundamental: ¡no debe salir humo de la sartén, porque eso significa que se pierde el Omega 3, un ingrediente fundamental para el cuerpo.
Aplicar papel absorbente: terminada la cocción, lo ideal es colocar la fritura sobre este tipo de superficie para quitarle el exceso de aceite que tantos problemas causa a la salud.
Elegir que elementos freír: lo mejor es escoger ingredientes que no contengan grasas, por ejemplo, zanahorias, espinacas, brócoli, etc.
Aprovechar todo el poder del limón: unas pocas gotitas ayudan a quitar parte del terrible efecto que el aceite tiene sobre el cuerpo humano.
 
No sumar aceite nuevo al que ya usamos: este es un problema que tienen muchas personas: con el fin de ahorrar, combinar el aceite viejo con el nuevo y el resultado es terriblemente malo para el sistema digestivo. Por eso, lo más conveniente es erradicar completamente esta costumbre. Si vas a cocinar usando aceite, por favor, no cometas este error que puede tener consecuencias catastróficas para tu estómago.

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